Este libro lo leí en inglés, y aunque fue un poco difícil de entender debido a su lenguaje médico, me pareció una novela profundamente conmovedora y con una narrativa muy rica y compleja. Es, sin duda, uno de los mejores libros que he leído.
En un momento pensé en buscar en Google si estaba basado en una historia real, pero al final decidí no hacerlo. Siento que la fuerza de la novela radica en las emociones que genera, por lo que prefiero mantenerla como una obra de ficción que habla por sí misma.
Uno de los aspectos más emocionantes de la historia fue la red de relaciones familiares: la conexión entre Anna, Sara, Kate y Jesse está cargada de tensión, amor y sacrificio, lo que hace que sea difícil para ellos mantenerlas intactas.
Además, los giros inesperados en la trama me mantuvieron al borde del asiento; especialmente hacia el final, donde todo da un vuelco que no esperaba. Sin embargo, lo que más me impactó fueron los dilemas morales que plantea: ¿qué estamos dispuestos a sacrificar por quienes amamos? ¿Qué define a una persona como «buena» o «egoísta»? Esas preguntas me dejaron mucho en qué pensar.
Recomendaría este libro a quienes disfrutan de historias que exploran las complejidades de las relaciones humanas y los dilemas éticos. Es ideal para lectores que aprecian libros que te hacen reflexionar mucho tiempo después de haberlos terminado.

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